Entrada del blog por Tomas Marín
En un momento, durante mi adolescencia, cuando intento entender que hay una dimensión personal y otra institucional en que me debo desempeñar con un mínimo de eficiencia para poder “existir” como individuo, es que entré en contacto con el término griego de “paideia”. De ahí en adelante siempre he reflexionado en las dos dimensiones acerca de mi desempeño y mi actitud ante un esfuerzo prudente que me permita evolucionar reconociendo el recurso de una sociedad de la información que lo facilitará.
Cuando trato de entender las tareas que acepto y el compromiso que conlleva, siempre tengo en cuenta donde lo realizaré, en el plano personal o en el institucional. No diferencio en el esfuerzo y si en el propósito, pues el compromiso conmigo debe de ser intenso para que me permita brindar lo mejor a los que comparto. En el campo de la educación, en donde me desempeño actualmente, hay que tener claro esta dinámica para no desfallecer y en cualquier escenario en que me encuentre no desanime o desista de actuar eficientemente.
Entiendo que nunca estaré preparado, pues siempre hay un cambio que enfrentar y otra meta que superar, así como también hay otras personas que requieren de uno algo particular. Como hijo, padre, esposo y profesional me exijo estar al tanto de las situaciones y también de las necesidades para desempeñarme mejor. La información requerida, o al menos, para salir adelante en lo individual y lo institucional siempre debe de ser accedida correctamente, pues de ahí es que inicia y/o determina mi desempeño.
En todo momento en la sociedad es necesario la información y ahora en esta “sociedad de conocimiento” la información es crítica, no solo por ser accedida y si por acceder la correcta. Tenemos una “crisis” debido a la gran cantidad de información que brindan los medios tecnológicos de manera arbitraria y que hacen las destrezas y competencias de información desarrolladas obsoletas en menos tiempo. La cantidad de información de por si es un reto para atenderla eficientemente, por lo que tenemos que mejorar continuamente nuestras destrezas y competencias para evitar sucumbir en este “casi caos” según es provista por la tecnología .
Así también en todo tiempo siempre ha sido un reto para el ser humano mantenerse informado, pues de ahí es que se basa nuestra evolución inmediata. Mi abuelo agricultor, que no era muy académico que digamos, siempre nos decía que el ser humano “es lo que come y lo que lee, que debíamos leer más de lo que comemos”.
En estos días en que la información tiene tantos soportes que nos pueden abrumar y confundir, que su presencia invade cada rincón de nuestro entorno, y tan necesaria es que nos debemos exigir un mejor desempeño de nuestras destrezas y competencias de información. Ejemplo de esto son los avances en la tecnología de los teléfonos, pues su función inicial de permitir una comunicación de dimensión interpersonal luego ha traído un desarrollo tecnológico que permite atender muchísimos aspectos adicionales, atareándonos e interviniendo con otras actividades. Vale mencionar el retraimiento social al proveer un servicio de música individualizado, el “texteo” que tan temerariamente utilizamos, las distracciones en el conducir debido a su portabilidad, las distracciones de enajenarnos en el entorno inmediato de nuestra familia, entre muchos más. Y no es que no reconozca que facilita nuestro desempeño individual y/o colectivo para nuestro beneficio, es que el acceso a información y la actividad que esta tecnología auspicia muchas veces termina creando situaciones no deseadas ni predeterminadas que sean de normal manejo.
Siempre me he considerado un entusiasta de la tecnología, desde mi edad temprana y según he avanzado en la vida, pues la evolución tecnológica hay que enfrentarla para poder evolucionar como ser humano y social. Sucede que en estos tiempos el avance tecnológico de sostenimiento digital de la información ha traído y/o requerido del ser humano una mayor atención individual y menos colectiva para poder manejarla. Nuestro compleja tecnología avanza a un ritmo que en si mismo crea una brecha que muchas veces se puede considerar enajenante, no por su carencia sino por no tener las destrezas de información que permitan atenderlas en un tiempo prudente y razonable.
Retomo con el planteamiento inicial…El concepto “paideia” implicaba por tanto la consecución del hombre como individuo pleno que vive y opera en la sociedad humana. Esto data desde los griegos y es un paradigma que aún mantiene universalidad. En estos momentos que la información debe de ser accedida como un torrente para tener el conocimiento de complejidad pertinente con los avances tecnológicos es que debemos perseverar en las destrezas de información y auspiciar que nuestros semejantes así también lo realicen. Veo a mi madre, ya en edad casi senil, que necesita las destrezas y a mis hijos y estudiantes, con que comparto diariamente, que deben de desarrollarlas aún mas eficientes y me animo cada día mas y más para mejorarme en lo personal e institucional.
Como profesional de la información tendré la actitud de que el avance y cambios hay que atenderlos constantemente y reconocer que la inmediatez nos obliga a no ser el más que conoce y si el que más rápido que pueda hacer las adecuaciones que el cambio requiere.